
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)
Amar como Jesús amó, servir como Él sirvió y llevar luz a los rincones más olvidados de Latinoamérica.
Nos movemos guiados por la fe, no por la comodidad. Caminamos por pueblos sin caminos, hablamos lenguas que aún no entendemos, y abrazamos historias marcadas por el abandono… pero también por la esperanza.
Cada misión encuentramos con el rostro de Cristo en el niño que ríe con una comida caliente, en la madre que ora por medicinas, en el anciano que agradece por una palabra de consuelo. No llevamos riquezas, llevamos presencia, oración y manos dispuestas a ayudar.
Creemos en un evangelio vivo, que se anuncia con palabras pero sobre todo con obras. Y sabemos que no estamos solos: Dios nos precede en cada paso, y corazones generosos como el tuyo hacen posible este milagro de amor.
Te invitamos a ser parte. Ora con nosotros. Comparte este mensaje. Únete a una misión. O simplemente, cree que aún en los lugares más olvidados… Dios sigue actuando, y sigue llamando.
“Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber...” — Mateo 25:35
Con fe y esperanza,
Sirviendo con amor en los confines de la tierra